La primera impresión es la que cuenta
Lo escuchamos hasta el cansancio, y aunque parece muy obvio, la realidad es que no existe una segunda oportunidad para una primera impresión.
Una página web o un folleto corporativo suele ser el primer punto de contacto con un cliente potencial. Lo que logremos transmitir puede marcar la diferencia entre el éxito o el fracaso de ese primer contacto.
Dicho esto, está claro que gran parte de esa comunicación visual se basará en el branding: el uso de los colores, la tipografía y la aplicación del logotipo.
Pero existe algo que nos puede ayudar crear un ambiente, un estilo, o una emoción… ¡las imágenes!
Una imagen vale más que mil palabras
Sí, es verdad, una imagen puede transmitir más que eso, pero sólo si se trata de la imagen correcta. Hay que tener claro que no se tratará solo de una imagen decorativa.
¿Por qué las imágenes tienen tanto impacto?
- Porque son más fáciles de «leer» que un texto.
- Dan profundidad y contexto, creando una experiencia más inmersiva.
- Se usan para inspirar, informar, entretener.
- Tienen el poder de evocar sentimientos y provocar emociones.
- Puede captar la atención de nuestro cliente, y hacer que se interese realmente por el servicio o producto que le estamos ofreciendo. La imagen debe poder demostrar por sí misma lo bueno que es el producto, ayudando a diferenciarnos de la competencia.
- Porque refuerza el branding.
Las imágenes evocan emociones, asociaciones, y respuestas que afectan la forma en que se percibe una marca.
Si lo que estamos mostrando no coincide con la imagen que un cliente tiene de nuestra marca, puede crearse una confusión o transmitirse un mensaje equivocado.
Las 5 claves al elegir imágenes:
1. Evita el uso de fotos cliché
Con tantos bancos de imágenes, con sus miles y miles de fotos, podemos evitar el uso de imágenes muy artificiales. Los clientes prefieren imágenes «reales» (o que al menos lo parezcan!).
Esas imágenes de familias soñadas, o equipos de trabajo sonriendo a cámara no se las cree nadie.
Si creamos una web o folleto lleno de imágenes de stock, esto influirá negativamente sobre nuestro producto o servicio.
2. Usa fotos de calidad
Es importante que las imágenes tengan el tamaño adecuado para el soporte en el cual se va a utilizar. Las imágenes no deben aparecer pixeladas (esto esencial en formatos grandes, como por ejemplo un poster o un rollup).
Las fotos o gráficos deben ser utilizados en su relación original y no en escalas superiores al 100%. Si no se respetan estos parámetros, la imagen puede verse distorsionada.
3. El tamaño sí importa
Si se trata de una web, cada vez tenemos que preocuparnos menos por la velocidad de carga.
Esto es muy beneficioso a la hora de elegir el tamaño de las imágenes. No tiene sentido elegir una foto muy cuidada, y que por tamaño no se luzca.
En los folletos y catálogos, el equilibrio entre texto e imagen puede marcar la diferencia (otorgando un protagonismo a la imagen) cuando contamos con buenas fotografías.
4. Menos es más
Las imágenes no deben crear ruido visual. El principio «más es mejor» no aplica en este caso.
La idea es no utilizar la imagen como un mero objeto decorativo: es mejor elegir un número limitado de imágenes impactantes que realmente capten la atención de nuestra audiencia.
5. ¡Muestra un poco de personalidad!
A veces un toque de humor, o una foto que parece «fuera de contexto» es lo que logra esa conexión con el cliente. Con un poco de criterio se puede aportar un toque de frescura, sin caer en el ridículo.
Recuerda:
El 90% de toda la información que percibimos y que se transmite a nuestros cerebros es visual. Pensar en estos términos nos ayudará a no subestimar el gran poder que tienen las imágenes.
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